La rebelión de los novatos

Fuente: Diario del Altoaragón

Tanto Pomar como Altorricón estrenaron la categoría con victoria en casa

Altorricón 1 - Mallén 0 (30/08/2010)

Pomar y Altorricón están de enhorabuena. Dos de los recién ascendidos a Tercera empezaron de manera inmejorable su andadura en la categoría, con victoria en casa, tres puntos que saben muy bien y una inyección de moral que disipa algunas incertidumbres que se pudieran haber creado ante la novedad del reto.

En el caso del Pomar, su victoria rotunda sobre el Santa Isabel lo coloca, aunque sea anecdótico en una primera jornada, en segunda posición de la tabla, una zona desconocida para este equipo, en su primera campaña en la categoría, pero que deja el mejor regusto.

Los de José Luis Toa se mostraron muy superiores a su rival, el Santa Isabel, y marcaron por partida triple para dar una alegría enorme a sus aficionados. Y el jugador que inauguró el casillero, y por tanto que quedará para la historia como el primer goleador del equipo mediocinqueño en Tercera, fue Eloy Castillo.

El extremo altoaragonés comentaba sobre este debut que «estamos muy contentos, porque empezar así es lo mejor que se puede hacer. El equipo es nuevo en la categoría, aunque muchos de los jugadores ya conocemos la categoría, y sabemos lo difícil que es la Tercera y lo importante que es empezar ganando. Ahora la moral está muy arriba».

Sobre la clasificación, reconocía que «da gusto vernos segundos, y la verdad es que firmaríamos que acabara la liga hoy mismo, pero también sabemos que esto es muy largo, que hay mucho que trabajar y que la meta es la permanencia».

Sobre el encuentro, señalaba que «salimos muy enchufados, con ritmo y empuje, y pudimos enlazar varias jugadas con peligro. Mi gol fue una jugada aislada, pero a partir de ahí sí que ellos intentaron hacerse con el control y sufrimos más. Pero en la segunda parte salimos a por todas y la verdad es que fuimos superiores».

Al final del partido, Castillo aseguraba que «el vestuario y la afición estaban contentísimos, con mucha ilusión. Sabemos que tenemos que hacernos fuertes en casa, que es donde deben llegar los puntos, y empezar ganando a un rival directo, y más con este marcador, por aquello del average directo, te da mucha confianza».

Pero, lógicamente, también quería mostrarse prudente. «Sabemos que nos irán bien las cosas si trabajamos. En ese caso será difícil que los rivales nos ganen, pero si no es así sufriremos mucho. De todas maneras, empezar con puntos te da tranquilidad y confianza, y eso también se nota en el campo».

«DIMOS LA TALLA»

Y el Altorricón, con menos brillo pero con justicia, también logró la victoria en su estreno, en este caso ante el Mallén, y dio su primera alegría a la afición. En este caso, el primer gol del equipo, y único del partido, lo marcó Enrique Ribera, un delantero veterano ya en el equipo, que conoce esta categoría, de su etapa en el Alcampell. Ribera señalaba sobre este estreno que «era importante ganar, sobre todo psicológicamente. El partido fue bastante parejo, pero pienso que dimos la talla y merecimos la victoria».

Además, destacaba que «era un rival de nuestra liga, y ahora el calendario se nos complica, por lo que todavía era más importante sumar esos puntos. Fue con un gol, y de penalti, pero al final lo que cuenta son los tres puntos».

Personalmente, restaba importancia al hecho de marcar, «fue trabajo de todo el equipo. En la plantilla hay mucha gente joven, y salvo cuatro o cinco jugadores que conocemos la Tercera el resto debutaba, así que también era importante para irnos asentando. La primera victoria, que era importante, ha llegado, y eso debe ayudar a entrenar con más ilusiones y a ir cogiendo el aire a la Tercera».

Al final del partido, el sentimiento era unánime, «todos acabamos muy contentos, pero en este club somos 24 jugadores, y esto nos debe hacer ponernos las pilas todavía más, porque el trabajo diario para luego entrar en el once el domingo no va a ser fácil. Ahora vamos semana a semana, pero desde luego que empezar así es un buen balón de oxígeno».

Alfonso Herrán