Altorricón 1 – Caspe 1 (J11), la crónica de Óliver Miranda

Altorricón, 1
Caspe, 1

Altorricón: Maestro, Manel, Fité, Peter, Alberto, Panadero, Tejedor (Bebeto, minuto 46), Ribera, Ismael (Rander, minuto 50), Sergio (Palau, minuto 60) y Marko (Piquera, minuto 45).

Caspe: Chispi, Ibáñez (Alberto, minuto 78), Puyo, Álex, Miguel, Nelson, Ruben, Jorge, Expósito, Murillo (Sancho, minuto 81) y Villa (Adrián, minuto 67).

Árbitro: Pardo. Expulsó por doble amonestación al visitante Jorge, en el minuto 40. Amestó a los locales Ismael, Panadero, Tejedor y Palau; y al visitante Ruben.

Goles: 1-0, minuto 47: Ribera. 1-1, minuto 80: Murillo.

Incidencias: Se guardó un minuto de silenco por el fallecimiento de Ramón Sarroca, abuelo del jugador altorriconense David Sarroca ‘Bebeto’

El Caspe jugó uno de los mejores partidos de antifútbol que se recuerdan en el Municipal. Un fútbol pésimo pero pragmático. Pésimo porque no quiso montar una mísera jugada desde atrás, pésimo porque bombardeó una y otra vez el campo altorriconense, pésimo porque perdió tiempo desde el primer minuto. Pero pragmático porque consiguió su objetivo; pragmático porque aguantó sin problemas con diez efectivos; pragmático porque incluso tuvo alguna ocasión de conseguir la victoria.

La expulsión de Jorge fue lo más destacable de una primera mitad que resultó apática, insípida, en definitiva, terrible y horriblemente aburrida.

Tras el descanso, el gran pase de Ismael y el gran gol de Ribera. Seguro que el capitán altorriconense recordó aquel mayo de 2005, aquel pitido final que llevó al Altorricón a Primera Regional tras empatar a cero contra un primadísimo Caspe. Aquel gol era su venganza.

El partido despertó. Villa tuvo cerca el empate pero primero la puntería y después Maestro evitaron el tanto visitante. Después llegó el Altorricón, llegaron sus ocasiones, sus fallos y la desesperación de una afición que sabía que perdonar tanto podía salir muy caro. Ribera estuvo muy cerca de sentenciar, pero tras recibir un balón de Panadero remató al palo.

A diez minutos del final, un falta al corazón del área local, nadie rechazó el balón y Murillo aprovechó la confusión para batir por raso la portería altorriconense.

Óliver Miranda