Altorricón 1 – Robres 0 (J9), la crónica de Óliver Miranda

Altorricón, 1
Robres, 0

Altorricón: Maestro, Piqueras, Gascueña, Bebeto, Peter, Alberto, Panadero (Manel, minuto 82), Ezquerra (Tejedor, minuto 46), Ribera, Ismael (Palau, minuto 74) y Sergio (Rander, minuto 63).

Robres: Aitor, Labrador, Ibaibarriaga, Beltrán (Gorobia, minuto 89), Néstor, Moreu (Correas, minuto 17), Edu, Jared, Guerrero, Elvis (Pisa, minuto 74) y Rodri (Estribou, minuto 65).

Árbitro: Sanmartín. Amonestó a los locales Alberto y Gascueña; y a los visitantes Ibaibarriaga, Moreu y Elvis.

Gol: 1-0, minuto 49: Alberto.

Vuelven los nervios, pero continúan las victorias. El Altorricón sólo ha cedido dos puntos en los primeros cinco partidos que ha disputado esta temporada en el Municipal; ayer tarde volvió a vencer en otro encuentro sin dominador claro, con muchos errores, pérdidas de balón y nervios en los minutos finales, es lo que tienen los resultados ajustados.

En el minuto 40 llegó lo más remarcable de una primera parte carente de claras ocasiones. Jared se adentró en el área local por la izquierda hasta alcanzar la línea de fondo, desde allí abrió hacia el corazón del aire donde Elvis empalmó con fuerza bocajarro. «Gol», murmuraron por un instante las dos aficiones. Entonces apareció Maestro y con su llegada desapareció el peligro, y con él, el hipotético 0 a 1. Justo antes del descanso, un disparo de Ribera rozó el palo izquierda de la portería visitante, fue lo más destacado por parte altorriconense.

A los cuatro de la reanudación, el árbitro señaló una discutible falta de Ibaibarriaga a Sergio en el vértice izquierdo del área visitante. Alberto colocó el balón sobre la hierba con la misma elegancia con la que lo hizo volar hasta la escuadra izquierda de la meta defendida por Aitor. El tanto animó un partido que seguía sin tener un equipo que se hiciera con el control. Estribau cabeceó solo a las manos de Maestro desde el interior del área, era el minuto 78; y poco después un centro de Edu topó contra el larguero. El Altorricón acarició el segundo, pero ni Rander, ni Ribera, ni ningún otro efectivo tuvo una tarde acertada.

Óliver Miranda