Altorricón 0 – Universidad de Zaragoza 2 (J23), la crónica de Enrique Ribera

Todo torcido, suspensión incluida

Estaba siendo una tarde tranquila de fútbol, con buena entrada en el Municipal y dos equipos luchando de tú a tú en el campo. Un partido limpio y disputado en el que la igualdad en el juego no se reflejaba en el marcador y dos jugadas a balón parado daban la ventaja al Universidad. De repente, el afán de protagonismo de un asistente muy justito en todos los sentidos, nos dejó con un palmo de narices a jugadores, directivos y aficionados. No sé si tiene problemas personales, pero uno cuando se expone a dirigir partidos en esta categoría, tendría que saber que le van a insultar, que no puede contestar de la misma manera y que hasta que no sucede nada no se debe o puede suspender un partido. Todos los que el sábado estábamos en el campo opinábamos lo mismo, «es para no dejarlo pitar más». ¿Qué pasa si un equipo se va del campo por lo mismo? … Pero como el sistema arbitral está como está, la semana que viene volverá a pasear su chulería y su capricho de abandonar el campo por que le han dicho unas palabras muy fuertes contra su integridad. De risa.

En cuanto al partido, sería una pena que todo quede reducido al protagonismo de uno de los asistentes, comentar que fue un encuentro disputado en el que no estuvimos acertados. Tuvimos nuestras oportunidades, bastantes más que ellos, pero no las aprovechamos, tiros fuera o grandes intervenciones de su portero. En cambió, dos balones parados, mal defendidos por nuestra parte y algo de fortuna en los rebotes de la suya, nos dejaban en una clara desventaja de 0 a 2.

Para nada considero justo el resultado, pero esto es fútbol, y aquí gana el que mete más goles. Ellos con el trabajo hecho continuaron echando pelotas fuera, perdiendo tiempo y haciendo su partido, lícito, por supuesto. Lo que es demencial es que el colegiado les deje hacerlo. Nos sacó dos tarjetas a nosotros y ninguna por patadas, sólo por protestar, y se dejó llevar como si el cronometro pitara solo el partido. Así que ocurrió la lógico, se alboroto el gallinero y se le complicó el partido por no saberlo atajar a tiempo.

Quedan ahora diez minutos de partido, según nuestro reloj, al igual el señor colegiado, que no escribió el anexo del acta en Altorricón sino que lo hizo en su casa, dice que era el minuto 89. Quién sabe, después de hacernos esperar más de media hora antes de suspenderlo… puede ocurrir cualquier cosa. Es decir, no sabemos nada de lo que puede pasar y estamos a expensas de lo que se invente el trío arbitral, que además va a ser una verdad absoluta para el comité. Vergonzoso.

Nosotros a volver hoy al trabajo. Entrenamos hoy lunes, jueves y viernes (para los más despistados) y jugamos el domingo en Santa Isabel, donde hemos de levantar cabeza de una vez por todas. La última vez que jugamos allí, nos traerá malos recuerdos para los que quedamos de aquel descenso de Preferente hace cinco temporadas, un dramático partido empatado en el descuento por Bebeto.

¡Hay que levantar cabeza de una vez por todas!

Enrique Ribera